Érase una vez... un cuentero.
Bautizado con el nombre de un personaje literario que su mamá leía y aficionada a la lectura le dio con su gusto a Pável Astorga su más adicta pasión. Mismo entusiasmo que lo llevo de adulto a ser promotor de lectura, cuentacuentos, bibliotecólogo y en ocasiones teatrero, también llego a escribir experiencias personales y estos gustos se caracterizaban por llevar libros a todas partes. Recuerdo su carro siempre lleno de libros, disculpándose por los mismos cuando nos daba “ride” y contándonos de lo que trataban.
Hace 7 años en la biblioteca móvil “Letras sobre ruedas” nos conocimos entre niñas y niños, libros, cuentos e historias, risas, bromas y experiencias. Se dio el gusto (a carcajadas) de decirme que yo era el seleccionado para suplirlo, de un casting al cual solamente yo acudí. Y desde ese momento me brindo toda la confianza depositada en su amistad. Los niños y niñas llegaban corriendo a preguntar de qué se trataba eso de la biblioteca móvil. Pável, respondía con una sonrisa de oreja a oreja, que los hacia acercarse a leer, a escuchar y a contagiarse del gusto que tenía por la palabra escrita y hablada.
No solo fomentó la lectura en los más pequeños, sino que también impartiendo talleres en gran parte de San Luis Potosí, presentando espectáculos de narración oral en comunidades rurales, asilos, ferias, casas hogar, escuelas de todos los niveles educativos; que disfrutaron grandes y chicos. Se preparó constantemente, tomando diplomados de fomento a la lectura y narración oral. Pertenecía a la Red Internacional de Cuentacuentos (RIC), represento en varias ocasiones al estado de San Luis en diversos festivales culturales, perteneció a la primera generación de mediadores del programa nacional salas de lectura, y recientemente recibió el “Premio al Bibliotecario del año” por su trabajo de fomento a la lectura en niños y jóvenes potosinos, aunque cabe mencionar que también lo hacía indirectamente con los padres de familia. Era, es y será un incansable promotor cultural orgulloso de su quehacer.
De pronto un accidente, que a la fecha las autoridades no dan con el culpable que atropello y le quito la vida el 26 de diciembre de 2013 a los 33 años. Los detalles muy dolorosos, difíciles de creer. Las llamadas por teléfono avisando de la noticia, la negación del acto, el arrepentimiento de los momentos no compartidos, de las palabras no dichas, el enojo, las lágrimas, su funeral. Me llevaron a pensar en el cliché que sucede cuando llega la muerte en alguien tan joven: el disfrutar de la vida.
Cuando veo sus fotos, sus videos, no puedo negar decir que me embarga la tristeza, el enfado y la vergüenza de no haberle dicho lo mucho que lo aprecio, la estima que le tengo, pero sobre todo la admiración, que se reafirma cuando hablo con las personas que le amaron tanto. A un meses de su muerte se realizó un bello homenaje, donde nos dimos encuentro todos aquéllos que fuimos tocados por él, esperando transmitir lo importante de su labor, de su legado. Hoy escribo y esperando mis letras trasciendan el futuro: Pável Astorga fue un caudillo contemporáneo.
AlyFri (seudónimo de Pável derivado de las iniciales de Alexia y Frida, sus hijas.), escribió innumerables historias alrededor de quienes compartimos con él buenos momentos. Amó lo que hacía y a los suyos. Y lo demostró tras el éxito que le acompañaba y su sencillez al tratar a otros. Cuánta razón tuvo Juan Gelman cuando cito “la palabra es una herramienta de lucha” y Pável sin duda fue un luchador de la palabra, de su voz, de sus acciones. Nos regaló momentos inolvidables, formo a muchos lectores, nos robó carcajadas y risas con sus cuentos.
Una amiga en común, Sel Valadez escribió: “Pequeños pedazos de mundo se derrumban diariamente... pero grandes personas pasan por él, justo el tiempo necesario. Creando, sembrando semillas poderosas en terreno por esencia fértil, regalándonos la oportunidad de permanecer atentos para observarles germinar”. Lindo sea su viaje. Entre cuentos (si existe un mas allá), nos leeremos.
"Si no lee no puede tener lenguaje
y sin lenguaje no puede pensar en los problemas del país…
los límites del lenguaje son los límites del pensamiento."
José Emilio Pacheco,
Con respecto a Enrique Peña Nieto tras sus declaraciones en la FIL 2011 en Guadalajara,
parafraseando a Ludwig Wittgenstein.
